HISTORIA DE LA PARROQUIA.
La organización como núcleo de población hay que situarla en el siglo XIV, cuando unos caballeros de apellido Martí, comenzaron a adquirir haciendas en la localidad, y dieron en titularse herederos de Benejúzar, del árabe, Ben-Jusuf.
Durante los siglos XIV y XV existía en Benejúzar una parroquia bajo la advocación de San Bartolomé que incluía lo que hoy es el pueblo de San Bartolomé. La fundación de la nueva parroquia de Nuestra Señora del Rosario data de 1615 (los libros, de partidas de bautismo más antiguas que se conservan, son de esa fecha).
Lugar de moriscos, su expulsión en 1609 vino seguida de una carta puebla de 1611 a favor del Baile General de Orihuela Jaime Rosell y Desprats, I Señor de Benejúzar, que contrató a 32 vecinos con las mismas condiciones que tenían los moriscos. La casa de Rosell fue la que durante más tiempo ostentó el título de señores de Benejúzar y por ello es su escudo el que fue aceptado como escudo de Benejúzar.
Al I Señor Jaime Rosell y Desprats le sucedió su hijo José Rosell y Ruiz, II Señor de Benejúzar y Caballero de la Orden de Alcántara. Hijo de éste, sucedió Alfonso Rosell y Rocamora, III Señor y Caballero de la Orden de Calatrava, al que sucedió su hijo Jaime Rosell de Rocamora y Ruiz, IV Señor de Benejúzar, Gobernador de Orihuela, Virrey de Mallorca, Consejero de Estado del Rey de Romanos Carlos de Habsburgo durante la Guerra de Sucesión Española y Marqués Consorte de Rafal. No tuvo descendencia.
Después el señorío llegó a manos de Luis Rosell y Roca de Togores (Luis I), V Señor y primo-hermano del anterior portador, quien tampoco tuvo descendencia.
Pasó entonces el señorío a Luis Roca de Togores y Moncada (Luis II), VI Señor, que fue sucedido por su hijo el VII Señor Juan Roca de Togores Escorcia.
A éste lo sucedió su hijo Luis Roca de Togores y Varcárcel (Luis III), VIII Señor de Benejúzar y último portador del título, que quedó abolido en 1812.
En 1628 se separó de Orihuela.
Durante el año de 1648, la comarca entera fue violentamente azotada por una gran epidemia de peste, donde murió más del 63% de la población. Esto fue una de las causas, no la única, de la pérdida de la lengua valenciana en el Bajo Segura al producirse un considerable vacío demográfico que fue cubierto con las migraciones de ciudadanos de Murcia a la Vega Baja a partir de la segunda mitad del siglo XVII.
En 1829, un terremoto destruyó completamente el pueblo y fue reconstruido en la zona opuesta del Segura poco después, para evitar futuras inundaciones del rio.
La historia de esta población sufrió, junto con toda España, las consecuencias de la Guerra Civil española (1936-1939) dividiéndose su población en dos bandos enfrentados. Algunos de los confinados en las cárceles de Zaragoza, Alicante… se confiaron en brazos de quienes ellos consideraban su único apoyo dadas sus hondas raíces católicas, la madre de Dios en su advocación del Pilar. Al término de la guerra, los supervivientes regresados a Benejúzar introdujeron el culto a esta advocación y a día de hoy todavía se celebra la romería, que, en su honor, como agradecimiento, promovieron aquellos hombres.
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